Este pasado mes de agosto, me hacia eco de la Fat Dog, una desconocida prueba, y hablabamos de la participacion de varios conocidos de este mundillo por allí.
Fernando Gonzalez es un muy experimentado corredor de ultras, montañero y aventurero que ha viajado por muchos países, disfrutando de la naturaleza en estado puro. En su ultima aventura en las Rocosas de Canadá, ha corrido la ultra mas panorámica, la Fat Dog, 200km y 9.000+ en un espectacular entorno que bien merece la pena que el nos lo cuente en su crónica.
FAT DOG ULTRA TRAIL 120 MILES
Recién finalizada la prueba deportiva más grande de mi vida, EL TOR DES GEANTS, surgen preguntas sobre lo que hacer el año próximo… ¿Repetir en el TOR?
Seguro que no… lo que fui a buscar en esa carrera, lo
encontré. Y me hizo FELIZ.
Escribiendo hoy esta crónica, justo un año después…
Tal día como hoy
llegaba pletórico a la meta en Courmayeur.
Tras ser GIGANTE en el TDG, nada vuelve a ser lo mismo.
En fin, volviendo a lo que nos toca. Una vez más nos
planteamos cruzar el charco en busca de nuevas experiencias, esta vez soñamos
con Canadá y sus magníficas MONTAÑAS ROCOSAS.
Me planteo, como proyecto personal, correr y hacer montaña
en los cinco Parques Nacionales más bonitos del país.
- REVELSTOKE.
- GLACIER.
- YOHO.
- BANFF.
- JASPER.
Situados en los impresionantes estados de La Columbia Británica y Alberta.
A mitad de viaje participaría en una hermosa prueba, la “FAT
DOG ULTRA TRAIL 120 MILES”, unos 200 Km de recorrido con casi 9000 metros de
desnivel positivo, lo suficientemente larga para una vez más pasar unas cuantas
horas en el planeta ULTRA y disfrutar…
Tras volar a Vancouver y realizar buenos entrenos por el Stanley
Park, uno de los parques urbanos más grandes, salvajes y bonitos del mundo con
¡¡200 km de senderos!! Nos subimos a nuestro coche y emprendemos nuestro
periplo.
PARQUE NACIONAL REVELSTOKE, poco conocido pero encantador,
buena introducción a las “CANADIAN ROCKIES”, flora impresionante y bonitas
montañas y lagos.
PARQUE NACIONAL GLACIER, también poco conocido y muy
salvaje, donde respiramos la alta montaña ya en su plenitud, ascensiones ya más
técnicas en un ambiente alpino repleto de glaciares.
PARQUE NACIONAL YOHO, estupenda zona, no me planteé rutas demasiado
exigentes ya que el comienzo de la prueba era inminente…
Un par de días de coche rumbo al sur, con parada en las
magníficas playas de los Lagos del Valle de Okanagan y su cálido clima
semidesértico y llegamos al MANNING PROVINCIAL PARK lugar que acogerá el
“meollo” de la FAT DOG.
Lo primero, más de uno se preguntará el porqué del nombre de
esta carrera: “PERRO GORDO”…
Sencillo, por la zona discurre el Fat Dog Creek un riachuelo que le da el nombre a esta.
Sencillo, por la zona discurre el Fat Dog Creek un riachuelo que le da el nombre a esta.
Llega la hora de la entrega de dorsales y los chicos de
“Mountain Madness Trail Running”, los organizadores, me reciben como una gran
familia.
Enseguida reconozco caras conocidas de las fotos vistas en
la web de la prueba entre ellas a mi futuro amigo Hassan Lofti-Pur, SAM. Recordman
y ganador del 2012. Un gran tipo, estupendo corredor pero aún mejor persona.
Las horas pasan rápido y toca despedirse de la familia ya
que esa misma tarde nos subimos al autobús de la organización para en un
trayecto de unos 100 km ir a dormir a Keremeos, un pueblecito con encanto del
oeste americano, ya bastante cerca de la línea de salida del día siguiente.
Llueve a mares, acudo a la informal reunión informativa de
la carrera y tras la cena paso buena noche en el motel. Tras unos cuantos días
de camping, echaba de menos una buena cama.
Despierto y salgo a desayunar. Es el gran día. A las nueve
control de material y de nuevo al autobús para llevarnos a la línea de salida
en Cathedral Provincial Park a unos 20 km.
De camino veo un estupendo Oso Grizzli retozando en una pradera
y a pocos metros de mí… FANTÁSTICO.
Ya en la línea de salida nos reunimos con un montón de
corredores que ya habían viajado hasta allí por sus medios.
Hace buen tiempo y hay ganas de empezar, mientras estiramos charlo
con los compañeros.
3, 2, 1… ¡Haya vamos!
La salida se da desde un puente en el fondo del valle y nada
más empezar ya tenemos por delante 1500 metros de desnivel positivo en duro
ascenso, salgo entre los 20 primeros y me siento eufórico, corremos por unas
zetas en las que adelanto por el medio a cuatro patas… jajaja
En lo alto ya estoy entre los 10 primeros pero mi ritmo es el que llevaría para una carrera de no más de 40 km y aquí nos enfrentamos a 200…
En lo alto ya estoy entre los 10 primeros pero mi ritmo es el que llevaría para una carrera de no más de 40 km y aquí nos enfrentamos a 200…
Me estabilizo y me centro en la montaña, las subidas y
bajadas se suceden, los avituallamientos son muy buenos y los voluntarios
ejemplares.
Va pasando el día el terreno es más trabajoso de lo que
pensaba, raíces, vegetación, zonas húmedas…
Cada poco rato toca hundir las zapatillas en el fango por lo
que los pies van mojados todo el rato, incluso cruzamos un caudaloso río
ayudados por cuerdas y con el agua por la cintura.
No me cambio en ningún momento ni siquiera de calcetines,
total sería para volver a mojarlos al momento.
Corro unas horas con un compañero estadounidense, un tipo de
gran fortaleza física, al llegar la noche me dice que se encuentra bien pero
que mentalmente no puede seguir.
Extraño mundo este de las ULTRAS en el que hay que combinar
un gran poderío físico con la mentalidad oriental de un yogui.
Afronto la noche en séptimo puesto y en soledad, son las
nueve de la noche y acabo de perderme por lo que hago una media hora de más
hasta que vuelvo al trazado.
En las horas sucesivas gano unos puestos y al amanecer voy
en cuarto lugar… ¡FANTÁSTICO!
Ni en mis mejores sueños pensaba en algo así.
Cumplidas las primeras 24 horas de carrera y ya con la
salida del sol corro con energías renovadas, desayuno un par de sándwiches y a
correr de nuevo. Poco después huyo de los mosquitos, que hoy quieren unirse a
la fiesta, como una nube me rodean durante horas, un buen incentivo para no
pararse mucho, la imagen de ir corriendo y a la vez ir espantándolos con una
rama tendría que ser cuanto menos cómica.
Encuentro de esta guisa al tercer clasificado y además va
cojo…
Nos saludamos, charlamos un rato y sigo adelante que aún
queda un buen trecho.
Por momentos el correr tantos kilómetros rodeado de árboles
me hace sentir cierta sensación de claustrofobia, pero al salir del bosque en
lo alto y ver esos paisajes tan impresionantes, mi alma se queda en paz.
Ya llevo cinco de los seis tramos de los que se divide esta
ruta calificada por la organización como “The MOST scenic ultra in Canada”
Dejo atrás tres de los más bellos Parques Provinciales de la
Columbia Británica cuando afronto el último tramo, el llamado SKYLINE de algo más de 30 kilómetros y a la postre uno
de los más bellos.
Me comentan que se trata de subir y bajar seis cumbres antes
de hacer una bajada que te lleva a meta en el Lightning Lake de Manning Park,
afronto decidido este y subo como una moto… ya apetece llegar al final y a ser
posible de día para no enfrentarse a una nueva noche.
Voy contando “cumbres” cuatro… cinco… seis… ¡Toca bajar!
Llego a un pequeño avituallamiento y me dicen que hay que
subir y bajar seis cumbres antes de llegar a meta…
¡Me quedo a cuadros,
parece que estoy viviendo la película del “Día de la Marmota” en un bucle sin fin!
Jajaja
¡Adelante!
Estas sí que cuentan, terreno estupendo y magníficas vistas
a grandiosas montañas desde la cumbre de otras no menos grandiosas.
Ultima cumbre, se que algo se acaba, aprovecho para sentarme
y sacar una piedrecilla disfrutando del atardecer en soledad. Por delante una
estupenda bajada, senderillo roto y disfrutón de los que me gustan para bajar
fuerte y ponerle la guinda al pastel, bajo feliz, ligero y con la energía de
quién le mueve la ilusión de un sueño cumplido y soñado tantas veces durante
este último año.
Ya veo el lago al fondo, oigo la megafonía, música,
aplausos, la familia… borracho de sensaciones entro en meta aún de día.
Son las ocho de la tarde y llevo corriendo 34 horas y 9
minutos. He entrado el 3º en la clasificación general masculina tras el
Canadiense Hassan Lofti-Pur con un tiempo estratosférico y el Estadounidense
Jeffrey Humble tan solo 5 minutos delante de mí…
Pódium y entrega de premios, al día siguiente subo al coche
ilusionado para hacer otros 1000 km y volver a la montaña en el corazón de las
Rocosas del Estado de Alberta en los Parques Nacionales de Banff y Jasper.
¡Aún quedaban un montón de buenos momentos en montaña por
vivir en Canadá!
Pero esa es otra historia…
Muchas gracias por publicar mi crónica en tu estupendo blog, desde mi más humilde opinión creo que todo lo que sirva para difundir este bello deporte y sus inmensas posibilidades, merece la pena. Un abrazo.
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